quinta-feira, 10 de novembro de 2005

 

Confiando en la Justicia Divina



De uma leitora assídua do «Random Precision» recebi o seguinte texto, que não resisto a publicar na íntegra e no idioma original:


«Hace aproximadamente tres años en un mitin del PP un “loco” increpó públicamente a un conocido e influyente político regional de esta formación.

Lo acusaba de haber cometido abusos en sus dos hijas siendo menores de edad.
El pobre padre fue sacado a empujones del local, en medio de burlas e insultos de algunos presentes.

Es una ciudad pequeña y pronto empezaron a circular las noticias.
Otra niña puso denunció en los juzgados haber sufrido por parte de este y otros señores toda clase de vejaciones y abusos con detalles escalofriantes, algunos de estos rozaban lo increíble por su crueldad.

Los nombres de los presuntos pederastas aparecieron en listas pegadas en las paredes de algunas calles.
Gente “bien” que participa activamente en la vida social de la ciudad, ciudadanos con los que no es raro coincidir tomando café o en alguna asociación deportiva o cultural.

El padre fue agredido en su lugar de trabajo por los “ofendidos”, corrido a ostias delante de toda la gente.
Las denuncias del papá y de la jovencita, aparentemente iban quedando debajo del montón de los casos pendientes.

A él se le fue la cabeza lejos y con ella los clientes y su reputación de buen profesional. Para colmo de sus penas parece ser que su exmujer y mamá de las niñas sabía lo que estaba pasando con sus pequeñas y no dijo nada.
En las denuncias que hizo la otra niña se hablaba de un exjuez y una juez.
Esta niña que dijo haber sido víctima de estos abusos a los 11 años paso a ser denunciada por calumnias.

Solo un diario digital vasco, que fue el primero en dar la noticia, y algunos comentarios en foros de una Web local fueron la repercusión mediática.
Funcionó a la perfección la comunicación oral y no se habló de otra cosa en la pequeña ciudad.
Cada uno utilizó su información según le parecía, los afines al PP viendo conspiraciones por todos los lados, los padres horrorizados, la mayoría de gente con cautela pero pensando será verdad?

Poco a poco la gente se olvidó y victimas y malhechores, reales o ficticios, fueron siguiendo adelante con su vida.
El padre desesperado desapareció, los “señores” siguieron con sus fiestas y asociaciones sin agachar un momento la cabeza y negándolo todo.
Y el político a hacer política y meterse en presuntos fraudes empresariales que venden más periódicos y no nos revuelven las tripas.

Ahora un juez ha absuelto a la otra niña de la denuncia por calumnias.
Si no mintió, es que dijo la verdad?
Si es así, no hay perdón. Si no lo es: doctores tienen la iglesia para determinarlo.
Las consecuencias visibles son que no hay otro tío que corte el pelo como el padre ido.
No hay otros señores que salgan en la procesión más devotamente. No hay otro político que cause más repugnancia.
Y no hay otras dos niñas más bonitas que las pequeñas a las que su papa trató de vengar sin resultado.

Y la fauna de por aquí nos hemos quedado con cara de presuntos imbéciles y... confiando en la justicia divina».




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